El perfil transaccional es el comportamiento habitual que tiene un cliente con sus operaciones dentro de la entidad. Es decir, cómo transacciona de manera regular. El perfil transaccional va a variar de un cliente a otro, pues este depende de las características propias de cada uno de los clientes. Vamos a poner un ejemplo:
La cuenta de banco de un restaurante va a tener muchos movimientos mensuales, pues va a estar recibiendo pagos constantes de sus clientes: algunos con tarjeta de crédito y la gran mayoría en efectivo. Y va a estar realizando pagos a sus proveedores: algunos con cheque y otros con transferencias. En cambio, en la cuenta de banco de un estudiante, vamos a encontrar muy pocos movimientos, pues recibirá uno o dos depósitos al mes, y tal vez de forma esporádica realizará algunos pagos o compras.
Cuando el cliente me solicita el producto o servicio, le voy a preguntar cómo espera transaccionar, cómo se espera comportar y esto me va a dar el perfil transaccional inicial. Durante los primeros seis meses de relación comercial con el cliente voy a tomar esta información que él me da como base. Pasados esos seis meses voy a revisar cómo está comportándose realmente el cliente. Y con este perfil transaccional real, lo voy a comparar con el perfil transaccional inicial; si hay que hacer algún ajuste, lo voy a hacer. Esta evaluación la voy a estar realizando cada seis meses.
Ahora, es obvio que estos cálculos y que estos ajustes no se pueden estar realizando a mano. Por eso debo poner el perfil transaccional dentro de mi sistema automatizado para que esto se haga mucho más sencillo y que no haya errores. Entonces, el sistema me va a estar arrojando alertas cuando un cliente se aleja de su perfil transaccional habitual. Esto me va a permitir detectar si hay alguna inusualidad en la cuenta.